Tuesday, March 16, 2010

¿Por qué odio a Carlos González pediatra?

¿Por qué odio a Carlos González pediatra?
Seguramente a la mayoría de las mamás y a algún que otro padre le habrá sorprendido el título de esta entrada y pensará: ¿quién puede tener algo en contra de este señor entrañable con pelo ochentero y sabios consejos, el punset de la pedagogía infantil?
Pues la cuestión es la siguiente: cualquiera que se gana la vida con los libros de autoayuda (sean sobre superar la ansiedad o sobre crías niños) debe saber que existen algunas cuestiones básicas para tener éxito:
- Hablar sobre temas que preocupen a la gente (vida en el universo, cambio climático, niños que no comen/duermen).
- Introducir una idea polémica para despertar notoriedad o incluso alarma mediática, cuestionando si es posible el status quo.
- Utilizar aforismos y chascarrillos fáciles de recordar y repetir en el bar, en la sesión de psicoterapia o en el parque infantil.
- Autopromoción, autopromoción, autopromoción, autopromoción, autopromoción. Cuantas más veces salgas en la prensa, en la radio y sobre todo en la tele, más libros venderás. Los medios convierten en científico y veraz lo que dicho en otro contexto sería cuestionable o motivo de mayor análisis. Acompáñese de fotos (aunque uno sea feo), para lograr más proximidad con los lectores y seguidores.
No sé si este señor (ni otros muchos que se ganan la vida de esta manera, con enfoques mucho peores) es consciente de que la falta sensación de seguridad y cientifismo que incorporan la mayoría de sus afirmaciones categóricas tiene calado en muchas familias, y en la mía en particular ha generado numerosos conflictos, generando más problemas que soluciones con sus enfoques innovadores.
Voy a revisar algunas de sus tesis más discutibles, basándome en un artículo reciente que he leído en una revista (http://revista.consumer.es - marzo 2010). Bastará para echar un vistazo a sus puntos de vista, ya que sea en libros, en conferencias o en entrevistas al final siempre dice lo mismo. Encontraréis auténticas perlas que, analizadas más tranquilamente, son cuanto menos discutibles.
1) “Los niños no nacen con instrucciones ni falta que hace. Hay que aplicar el sentido común y amar al niño por encima del agotamiento, estrés y desesperación”.
En efecto, por muchos libros que se escriban y se lean, los que hemos tenido niños sabemos que en el día a día es como realmente aprendemos a ser padres, una tarea muy complicada y que es distinta para cada niño. Pero antes de aplicar la anarquía del sentido común (el menos común de todos los sentidos), creo que es evidente que todos recibimos muchos consejos (algunos buenos, otros no tanto), aportados por familiares y amigos con la mejor intención. Desoír todo lo que nos dicen y confiar en el albedrío me parece una postura peligrosa, además de ofensiva hacia aquellos que nos intentan ayudar.
Por otra parte, ¿no tenemos derecho como padres a sentirnos agotados, estresados o desesperados en algún momento? ¿Acaso debemos ser superhombres o héroes que nunca desfallecen? No conozco entre mis amistades a ninguna persona sensata que no me haya confesado en alguna ocasión las diversas dudas que ha tenido como padre/madre acerca de si estaba haciendo lo correcto.
2) “El problema es lo incompatible que resulta en este país conciliar la vida laboral y la familiar. No comulgo con la idea de que los niños pasen muchas horas en la guardería, salvo cuando sea estrictamente necesario”.
A cualquier padre o madre que quiere a sus hijos le gustaría pasar más tiempo con ellos, no llegar a casa agotado y poder dedicar el mayor afecto y atención posible a sus pequeños. Pero decir que el problema es la conciliación y denostar las guarderías es música celestial para todos aquellos que nos deslomamos día a día para poder cumplir en el trabajo, con los hijos, sacrificando nuestro sueño, nuestro tiempo y nuestra propia salud por ellos.
¿Qué clase de solución o ayuda nos da este tipo de afirmaciones? Ninguna. A mí también me preocupa el cambio climático, la crisis económica, los terremotos, las enfermedades, pero vivimos en un tiempo en que nos hacen falta más soluciones y menos análisis florales. Me parece muy poco realista en el contexto actual que un padre se coja el permiso de paternidad (si es que no quiere que lo despidan), reducciones de jornada o similares. Y mientras las cosas sigan así, nos tendremos que conformar con conciliar el trabajo con la familia como hasta ahora, con abnegación, con ayuda de los abuelos, y si no nos queda más remedio, de las guarderías. Si Carlos González está dispuesto a venir a mi casa por las tardes con mis 2 hijos, por mí perfecto, pero mientras tanto prefiero que estén cuidados por gente especializada.
3) “A lo largo del siglo XX y finales del XIX, se han difundido toda una serie de normas acerca de que no hay que coger al niño en brazos porque se malcría, pero si no tienes a tu hijo para cogerle en brazos y contarle cuentos, para qué lo tienes.”
Vivimos en un mundo de normas porque es la manera como aprendemos las cosas y transmitimos culturalmente el conocimiento. Si viviéramos en la selva, seguramente no tendríamos ninguna norma y el niño se nos agarraría a la espalda como si fuera un mono. Por suerte vivimos en un mundo civilizado en el que tenemos que conjugar nuestra esencia de seres mamíferos con nuestros avances como especie. Nuestro instinto de superación nos ha llevado a encontrar soluciones a muchas cuestiones como la rueda, el fuego, la electricidad, la penicilina, y los ordenadores.
Educar a nuestros hijos no es sólo cogerlos en brazos como si fuéramos monos, sino también un proceso de transmisión cultural muy potente a través del pensamiento y lenguaje. Para mí el dilema es mucho más complejo que coger o no al niño cuando llora. Como he dicho antes, cualquier padre o madre que quiere a sus hijos deseará estar mucho tiempo con ellos.
4) “Si no haces lo que piensas, acabarás pensando lo que haces.”
Imaginemos que nuestro hijo se niega a ir al colegio, a cenar, a apagar la televisión y a recoger sus juguetes o a irse a dormir. Siguiendo la teoría de la crianza natural, deberíamos ser afectuosos con el niño y recordarle todo lo bueno que hace. Pues bien, llevo meses intentándolo y debo decir que no he conseguido ningún resultado. Pero no sólo es esto, a mí frustración se añade el intento constante de mi mujer de justificar las razones por las que el niño no haya asimilado todavía ninguna norma de convivencia ni de higiene personal. Sigue durmiendo con pañal a los 4 años, no se lava las manos ni los dientes, se mea fuera.
Algunas de los motivos: es que hoy está más cansado, es que no ha dormido bien, es que está malito, es que ha acusado la llegada de su hermano, es que está en los terribles 2 años, es que ahora está con los dientes, es que está en la edad de las rabietas, es que se está reafirmando,…… el caso es que el que recoge los juguetes soy yo, y el que soporta a un niño irritable que no ha dormido lo suficiente soy yo también.
Por tanto, añadamos aquí una nueva rimbobante frase: si las cosas no salen como quieres, siempre encontrarás una manera para justificar por qué no ha sido así.
5) “No hay una sola manera de criar bien a un hijo ni hay una sola manera de criarlo mal”.
No hay una sola manera de mear dentro del wáter ni una sola manera de mearse fuera.
6) “Se trata de reflexionar sobre cuánto dinero te puedes gastar en coche, cuánto en unas vacaciones, cuánto en comprar un apartamento en la playa y cuánto en criar a tu hijo.”
Se olvida aquí de mencionar la hipoteca, o la posibilidad de que a los 2 miembros de la pareja nos despidan o nos recorten la jornada. Es muy bonito decir: renuncia a trabajar para pasar más tiempo con tus hijos, pero en el mundo en que vivimos, salvo que nos vayamos a vivir a una tienda de campaña, me parece más un discurso para la galería que una auténtica ayuda. Me gustaría también saber si este señor predica con el ejemplo, porque con tanta conferencia aquí y allá no sé si dedicará tanto tiempo a los hijos como predica, o se dedicará más a lucrarse escribiendo y hablando sobre ellos.
Es más, incluso en el caso de que pudiéramos permitirnos quedarnos todo el tiempo en casa sin trabajar, ¿qué pasaría el día de mañana cuando acudiéramos a una entrevista de trabajo y dijéramos: señor, he estado diez años sin trabajar porque estaba cuidando de mis hijos, que es lo más importante”….
No es una cuestión de prioridad, es una cuestión de realismo.
7) El instinto hay que seguirlo la mayoría de las veces sí porque el instinto ha ayudado durante millones de años a los padres a cuidar a sus hijos, de lo contrario no estaríamos aquí.
Eso es, ahora nos cargamos al mono en la espalda y a caminar por la selva. Espero que no nos atrape el león ni nos devoren las termitas.
8) “Muchas veces pensamos que los niños cambian porque les educamos y en algunos aspectos es así, sin duda, pero la mayoría de los cambios que experimentan los niños se deben a que crecen. A los dos años dicen unas cosas, a los cinco otras y a los doce otras.”
Aquí ya me pierdo. Por un lado somos tan importantes para nuestros hijos, y por otro nuestra educación es irrelevante. No lo entiendo, me parece un argumento tautológico. Si como dice hay que seguir el sentido común, a mí el mío me dice que mientras críe a mis hijos tendré que tomar muchas decisiones por ellos que no serán las más deseables por ellos a corto plazo, pero lo tendré que hacer con el convencimiento de que estoy haciendo lo mejor por ellos, ya que no se encuentran en disposición de decidir.
En mi día a día, observo sin necesidad de ser Piaget que mi interacción con mis hijos les ayuda a crecer y a aprender. No será del todo determinante, porque también juega su personalidad, pero debemos creer en nuestra labor como educadores. Si la mayoría de cambios, como dice este señor, se deben a su propio crecimiento y maduración personal, dejaré a mis hijos debería dejar a mis hijos que jueguen solos, ¿no? No vaya a ser que los entorpezca…
9) No recomiendo que los niños estén siete horas con los abuelos porque lo que el niño realmente necesita es estar con sus padres, sobre todo con la madre.
Muy bien, pues entonces nos iremos a vivir debajo del puente y que la casa se la quede el banco, y nosotros a criar, que las guardería son malas malas muy malas y los abuelos también.
10) Con los bebés hay que tener tolerancia en todas las cosas que se pueden tolerar. Cada cual tiene que tomar sus decisiones.
Vaya, ahora que parece que el tema se ponía interesante y que íbamos a recibir consejos prácticos, nos quedamos con una respuesta ambigua.
11) “Tener tiempo para los padres no es excluyente, por qué no estar al mismo tiempo con tu hijo.”
Yo no sé este señor como ha tenido 3 hijos, vamos que hay cosas que no pueden hacer los papás con los niños delante.
12) “Yo he dormido con mis padres hasta los seis años, por tanto ellos no sabían que había que dormir solos y como no había otra habitación en la casa…”
Esto explica muchas cosas. Si no haces lo que piensas, acabarás pensando lo que haces.
13) “Si un bebé se despierta muchas veces por la noche el problema lo tienes tú que te tienes que levantar a la mañana para ir a trabajar porque luego el bebé sigue durmiendo. “
Esta obviedad ya la llevo sufriendo en mis carnes desde que nació mi primer hijo. Es decir, si mis hijos no duermen el problema soy yo.
14) “No creo que las rutinas sean necesarias y convenientes para el desarrollo de un niño y habría que ver si tu vida es más fácil con rutinas. Estoy convencido de que no son necesarias las rutinas porque los niños se adaptan a muchas cosas distintas, igual que los adultos. “
Pues nada, mañana por la noche me llevo de fiesta al niño, ya que dado que se adaptan a cosas distintas no habrá problema, ¿verdad?
Por suerte veo que mis hijos se han acostumbrado, contra lo que dice Carlos González, a ciertas circunstancias cotidianas. Nos levantamos a la misma hora, comemos a la misma hora, damos el baño a la misma hora. Mi experiencia es que siempre que se han producido cambios en esos horarios (cuando hemos ido de viaje, cuando comemos fuera, cuando es fin de semana, etc.), mis hijos comen peor, duermen peor, y están de peor humor.


En resumen, este señor venderá muchos libros y tendrá muchas seguidoras, pero francamente, debería pensar un poco mejor si lo que dice realmente ayuda a los padres o sólo les genera más confusión y más conflictos.

4 comments:

Anonymous said...

Pensaba que era la única que no aguantaba a este hombre. Me alegra saber que no estoy sola!!

Anonymous said...

Coincido con todo lo que dices. Estando embarazada traté de leer Bésame Mucho y no pude con el sarcasmo y agresividad pasiva de este señor. No lo soporto, y no soporto a sus seguidoras que son todas chicas hippies adineradas que tienen la suerte (o no) de no tener la necesidad de trabajar y poder estar todo el día con la teta de fuera, promulgando y repitiendo las palabras de este hombre como si fuera Dios.

Anonymous said...

Yo tampoco lo soporto. Va y dice que los cólicos del lactante no son tal, que eso que no se le hace caso al bebe, que no se le tiene colgado todo el día. Podría haberse pasado por mi casa las últimas 11 semanas (es la edad de mi bebe) y lo que nos quedará. Me parece que sus ideas son una agresión directa a todas las madres, aunque muchas no se sientan ofendidas, yo sí. Me ha encantado este post.

Anonymous said...

Acabo de leer tu entrada, buscando en google por "no soporto a Carlos González". Estoy muy de acuerdo. No me gustan, en el tema que sea, estos gurús que la gente cree a pie junto como si fueran portadores de la verdad revelada. La crianza de los hijos en estos tiempos tiene ya suficientes exigencias (matrimonio, casa, trabajo, niños, familia) como para agregarle las exigencias poco realistas que este señor plantea.